Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100381
Legislatura: 1894-1895
Sesión: 28 de Febrero de 1895
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 70, 1268
Tema: Discurso sobre insurrección en la isla de Cuba

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido perdón al Sr. Fabié por no haberle proporcionado los detalles que deseaba; pero realmente no se los he dado porque los que tenemos nosotros y los que tiene el mismo capitán general no son bastante concretos ni bastante claros. Hay en las mismas noticias que da el capitán general, las contradicciones que resultan de las noticias relativas a un primer movimiento. Así ocurre, por ejemplo, que según las del primer día, comunicadas por un alcalde, que son también las indicadas por S. S. y las que han dado algunos periódicos, había aparecido en la jurisdicción de Santiago de Cuba una partida de 105 hombres, perfectamente armados y militarmente organizados, y al día siguiente el general Lachambre, al llegar al sitio donde estaba la partida, puso un telegrama diciendo que no tenía tanta importancia, ni con mucho, la partida de que se había hablado; que había mandado un pequeño destacamento en su persecución, y tenía confianza en que aquella partida sería pronto exterminada.

De manera, que en esa contradicción de noticias, el Gobierno no se atreve a dar todas las que vienen, porque resulta que casi en el mismo día las noticias que se reciben por la mañana están contradichas por las que se reciben a la noche; pero hasta ahora lo que parece muy exacto es lo siguiente; que en la jurisdicción de Matanzas han aparecido dos o tres partidas, la que más de 20 hombres, no concediéndosele importancia a ninguna de ellas; que en la jurisdicción de Santiago de Cuba hay otras dos partidas, entre ellas esa de 105 hombres, ala cual después ha quitado mucha importancia el general Lachambre, y que existe otra también de poca importancia en un punto cuyo nombre no recuerdo La que parecía más importante era la sublevación del poblado de Baire. Esta sublevación, que en un principio parecía también temerosa, porque, siquiera no sea un pueblo formal, al fin y al cabo se trataba de un poblado que aparecía todo él sublevado, resulta que no reviste gravedad porque no aspira a más que a que se le quite un Ayuntamiento de no me acuerdo qué pueblo.

Es, pues, un verdadero motín; hasta el punto de que ha ido una Comisión a tratar de eso con el Gobierno de Santiago de Cuba.

Estas son las noticias que se pueden dar por más seguras. (El Sr. Conde de Casa-Valencia: ¿Es cierta la muerte de García?) Eso también parece cierto. Lo asegura en sus telegramas [ilegible] después de haber identificado el cadáver de García el juez de primera instancia.

Por lo demás, el Gobierno está conforme con cuanto ha expuesto el Sr. Fabié, porque el Gobierno cree, no sólo que debe sofocarse esa sublevación, sino que conviene que se sofoque pronto, para lo cual se le ha advertido a aquel capitán general que no repare en medios, que pida cuantos recursos necesite, que el Gobierno está dispuesto a mandárselos todos en el acto, hasta sin pedírselos; pero claro es que, tratándose de cosa tan grave, se ha excitado al gobernador para que pida todos los recursos que crea necesarios al objeto de exterminar cuanto antes la sublevación, que el Gobierno está, repito, dispuesto a enviárselos en el acto.

Ya se había anticipado el Gobierno a mandar algún buque a aquellas costas hace lo menos veinte días. Uno de ellos debe hallarse a estas horas en Cuba, y otros dos están alistándose para marchar allí.

Éstas son las únicas noticias que puedo dar a S. S. y al Senado. No les doy otras que ha recibido el Gobierno, porque quizá me expondría a errores en que no conviene incurrir, por más que ninguna de esas noticias revisten gravedad, ofreciendo sólo el disgusto que es natural que produzca una sublevación que retrasa el progreso de aquel país, que perturba la marcha regular del gobierno, pero como cuestión de gravedad, repito que hasta ahora no hay nada que pueda alarmar al Senado ni al Gobierno. Sin embargo, el capitán general está advertido desde ayer, de que, aun cuando él crea que tiene allí bastantes recursos y elementos para sofocar la sublevación, eso no debe bastarle, porque lo que conviene es que la sublevación termine pronto, mucho más en esta época en que pueden venir las lluvias y hacerse entonces allí más difícil la campaña. Se ha dicho, pues, al capitán general que pida todo cuanto necesite, que el Gobierno lo tiene todo preparado para que salgan enseguida las tropas; tropas que no deben alarmar, porque allí no ocurre ninguna cosa que sea grave, sino que son convenientes por la situación topográfica de aquel país, y porque es sabido de todos que para perseguir en aquel país una partida, aunque sea pequeña, se necesitan grandes fuerzas, a fin de poder cortar la salida por todos lados a las partidas que se levanten.

Claro está que el Gobierno de S. M. agradece como debe la actitud patriótica del partido conservador; en esto, el partido conservador viene a unir su apoyo y adhesión a todos los demás partidos de la Península y de Ultramar. Agradezco, pues, en nombre del Gobierno y del país entero, el noble y patriótico apoyo que en esta ocasión prestan SS. SS. al Gobierno y a los Poderes públicos.



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